En la previa y por como venía, no era un mal resultado, pero viendo el desarrollo del partido y las chances para liquidarlo que tuvo en el primer tiempo, dejan a los riverplatenses con un sabor amargo tras el empate conseguido frente a Godoy Cruz.
Lo más destacable sin duda, es la vuelta de Ortega, que en el final tuvo un tiro libre que estampó en el travesaño y que podría haber significado el triunfo. Pero se lo notó bien, a pesar que no tuvo uno de sus mejores dias, el burrito volvió a las canchas, el lugar donde se siente cómodo, donde es feliz.
El equipo tuvo dos caras distintas, una en la etapa inicial, y otra en el complemento. El cambio de Domingo por Cabral en el entretiempo destartaló el bloque defensivo que se había consolidado en los primeros 45 minutos. Esa modificación hay que hacerla de entrada, para jugar desde el comienzo, Almeyda demostró estar capacitado para jugar de central y ordenar en el fondo, y el de Totoras puede cumplir el rol de cinco hasta el próximo torneo cuando podrá reaparecer Oscar Ahumada.
En Rosales, Astrada encontró un delantero que por lesión no era tenido en cuenta, y que está rindiendo y es una buena apuesta de cara a lo que viene.
La nueva dirigencia, la que asuma luego de las elecciones, deberá poner enfasis no solo en las incorporaciones, sino también, en renovarle el contrato a el "pelado" y convencer a Buonanotte para que no se vaya ante la primer oferta que aparezca.
La mano del "negro" se está viendo, River tiene personalidad, actitud, va al frente. Intenta jugar, y eso es más que importante, porque busca una identidad.
Al campeonato cada vez le falta menos, al mandato de Aguilar también, y por decantación, también falta poco para que la levantada sea un hecho y se pueda pensar en un equipo competitivo y que tenga aspiraciones a lograr el título el próximo semestre.
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