El fantasma de la derrota se hizo presente nuevamente en Nuñez, el 0-1 con Lanús le corta al millonario el envión anímico que había conseguido con la victoria ante Argentinos.
Con un gol de otro partido de Maxi Velazquez, el granate se llevó los 3 puntos. Merecidos quizas, por las situaciones generadas en el segundo tiempo, con un River tirado plenamente al ataque y dejando espacios atras que no pudieron ser aprovechados.
La derrota no deja todos saldos negativos, hay cosas para rescatar. La defensa se mostró sólida nuevamente, más allá de alguna que otra duda, y es donde más se debía mejorar. Vega sigue siendo seguro en el arco, nada tuvo que hacer en el gol.
Pero en el ataque no logra plasmar lo que quiere, lo que busca. Es cierto que no jugó Ortega, que pidió no estar y que estaría pensando en dejar el fútbol en estos momentos.
Al contrario del partido con el bicho, salvo en los primeros minutos del primer tiempo, no generó situaciones de gol, se lo vió desconcertado, despúes del impacto recibido con el tanto de Lanús, no supo reaccionar. Se le veía la actitud y las ganas de revertir el encuentro, pero sin ideas, y con un arquero (Marchesín) que cuando el "millo" amagaba a levantar, aparecía en todo su esplendor.
River no tiene un 9, y eso se notó, no había una referencia de área, alguien que pivotee o pueda ir a buscar un centro. Esa debe ser la prioridad de los dirigentes que asuman en diciembre pensando en el próximo torneo, porque para este hay que arreglarse con lo que hay.
No todo fue malo en esta derrota, hay cosas positivas, porque no se mostró abatido ante el primer golpe, sino que intentó, sin encontrar el rumbo, pero puso la carne en el asador para darlo vuelta y no lo consiguió.
Se dió un paso hacia atras, es cierto, pero pese a eso, la luz sigue estando en el fondo del túnel, pidiendo a gritos ser alcanzada.
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