Este es el rumbo, esa es la actitud, así debe jugar, como lo hizo en el segundo tiempo, o mejor dicho después del empate. Porque el gol tempranero de los tucumanos parecía un golpe de nocaut, que dejó a la vista a un equipo a la deriva, sin ideas y shockeado por la conquista.
Pero River esta vivo, o quiere revivir, y de la mano de Astrada parece posible. Porque les toca el ego, porque los motiva, porque trata de darle una identidad de juego, y porque se basa en la experiencia de Almeyda y Gallardo para sacar a este equipo adelante.
La habilidad de Buonanotte, quien es el más desequilibrante, la velocidad de Villalva, son apoyos para los experimentados. Juntos, todos juntos pueden sacar al millonario de esta situación.
No hay que pensar que ya está, que se ganó y listo, que van a venir solos los triunfos. Ahora más que nunca hay que trabajar, con el ánimo elevado es más fácil, pero hay que trabajar muy duro.
Lamentablemente la clasificación a la Libertadores es imposible, ya no hay chances. Tendrá que ver la copa por la tele, pero quizás sirva, para enfocarse solamente en un torneo y poder dar el máximo.
Más allá del triunfo, los errores defensivos siguen siendo moneda corriente. Así como desde este lugar decimos que es impresindible un nueve para el próximo torneo, también lo es un defensor. Pero un defensor de verdad, que tenga por lo menos los conceptos básicos de como se defiende.
River volvió a ganar de local después de seis partidos, el último había sido ante Chacarita por 4-3 con aquel recordado gol de Ortega. Este es un nuevo paso adelante, la luz sigue estando al final del camino, lejos, pero está.
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