domingo, 26 de septiembre de 2010
Por culpa del pito
River fue más que Quilmes en los noventa pero con un gol agónico de Miguel Caneo, el cervecero se llevó un injusto empate del Monumental.
Este fue el mejor partido de los dirigidos por Ángel Cappa en lo que va del campeonato. No pasó ningun tipo de sobresaltos, manejó el balón, creó situaciones, en síntesis, fue mucho más que su rival.
Pero los goles que no se hacen en un arco, generalmente se pagan en el otro, y si sumamos que el árbitro no cobró un claro penal a Rogelio Funes Mori, y no dió la ley de la ventaja en una jugada que Erik Lamela y Mariano Pavone quedaban mano a mano con Emanuel Trípodi para marcar el segundo y sentenciar el encuentro, justificando esa no continuidad de juego con una simple amarilla para un jugador visitante.
El millonario en el primer tiempo no pudo plasmar en el marcador, la superioridad dentro de la cancha.
En el inicio de la segunda etapa, con la inclusión de Ariel Ortega, el equipo tuvo otro color, otra dinámica. Y enseguida, a los dos minutos, el tanque Pavone marcó su primer gol con la banda.
Así fue el trascurso de todo el partido, River tratando de liquidarlo, y Quilmes sin ideas.
Pero en el epílogo, cuando se moría el match, llegó el baldazo de agua helada.
La peor noticia sin duda no es el trago amargo por el resultado final, sino la lesión de Matias Almeyda, que lamentablemente va a tener para rato fuera de las canchas, una verdadera pena.
Este es el camino, el rumbo que debe tomar este plantel si quiere llegar a buen puerto. Son mas los partidos que se van a ganar, que los que se van a perder jugando así.
Pero todavia, todavia falta una eternidad.
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